Las fisuras dentarias pueden permanecer asintomáticas u originar una sintomatología muy variada, lo cual hace el diagnóstico particularmente difícil.
Los síntomas tempranos pueden incluir:
· molestia vaga durante la masticación
· sensibilidad ligera al frío
· dificultad para identificar el diente causante
· no se observan alteraciones radiográficas
· El dolor agudo era el resultado del roce de los dos fragmentos dentinarios a lo largo de la línea de fractura durante la oclusión o la masticación.
Si la lesión no es tratada a tiempo:
· Los cambios degenerativos en la pulpa progresan incrementándose la frecuencia, intensidad y duración del dolor, terminando en una pulpitis o necrosis pulpar
· Los cambios histológicos van desde una pulpitis aguda hasta una inflamación crónica con acumulación de tejido granulomatoso inflamatorio y formación de abscesos mostrando células gigantes, células plasmáticas, macrófagos y algún tejido necrótico
· La ausencia de síntomas en algunos casos, puede ser explicada debido a una lenta degeneración pulpar.
Tratamiento del Síndrome del Diente Fisurado.
La eficacia del manejo de los dientes fisurados verticalmente depende de gran cantidad de variables, con frecuencia no controladas por el clínico, tales como:
· extensión de la fractura,
· anatomía dentaria,
· posición de la fractura,
· función masticatoria y
· tratamientos dentales previos
El tratamiento restaurador o la extracción del diente depende de la extensión de la fractura.
Es importante que el dentista informe al paciente que en la mayoría de los casos el tratamiento de los dientes fisurados es laborioso y en algunas ocasiones el pronóstico es reservado.
Una vez obtenido el diagnóstico de la fisura dental, el ajuste oclusal es realizado para reducir el estrés sobre el diente fisurado y aliviar la molestia del paciente; según muchos autores, el ajuste oclusal inicial ofrece un alivio temporal de los síntomas y previene la propagación de la fisura.
Una vez que el ajuste oclusal es realizado y los síntomas han disminuido, la mayoría de los autores proponen la estabilización temporal del diente colocando una banda de ortodoncia o una banda de cobre que abrace al diente y evite la progresión de la fractura.
El diente debe ser observado durante varios meses hasta determinar que los síntomas han desaparecido antes de realizar una restauración definitiva.
El tratamiento endodóntico debe ser realizado si la pulpa ha sido involucrada.
Los factores o condiciones que pueden modificar la conducta del clínico en el tratamiento son:
1. Diente lesionado: el 90% de los dientes lesionados son superiores anteriores, pero pueden estar fracturados otros dientes.
2. Tipo de fractura: puede ser completa o incompleta, en forma de hendidura o fisura, e incluso coronaria conminuta.
3. Edad del diente: sí el diente es adulto o maduro, la terapéutica (biopulpectomía total) puede ser instituida de inmediato. Pero sí el diente fracturado es inmaduro y no ha terminado de formar su ápice, hay que provocar la apexificación mediante técnicas especiales.
4. Tiempo transcurrido entre el accidente y la primera asistencia profesional: por negligencia, factores económicos o lejanía del centro de atención dental, puede transcurrir tiempo suficiente para existir un pulpitis no tratable, de tipo exudativo o una necrosis pulpar con eventual complicación periapical.
5. Restauración proyectada.
FRACTURA DE LA RAÍZ.
Las fracturas pueden ser verticales, horizontales o ligeramente oblicuas, clasificándose según el tercio radicular donde se producen.
Las fracturas verticales son raras, tienen un pronóstico sombrío, y la mayor parte tienen que ser resueltas por la exodoncia del diente. Mientras que las fracturas horizontales son más frecuentes en los dientes anteriores de pacientes jóvenes, las verticales son más comunes en dientes posteriores en pacientes de más de 40 años.
Las fracturas horizontales son debidas a traumatismos causados por golpes, caídas y accidentes. Estas fracturas suponen el 5% de todas las lesiones dentales traumáticas, generalmente afectan a personas de edades comprendidas entre 10 y 20 años, en una proporción mayor en varones sobre mujeres. Los dientes más afectados son los centrales superiores e inferiores. Las fracturas horizontales del tercio medio tienen un mal pronóstico por la dificultad de elegir qué fragmento conviene conservar, además de la formación frecuente de bolsas periodontales.