Me cruje la mandíbula Abrimos y cerramos la boca unas 5.000 veces al día. Y la articulación temporomandibular (ATM), que une la mandíbula inferior con el hueso temporal del cráneo, es la que lo hace posible. Los expertos aseguran que hasta el 70% de la población padece en algún momento problemas en ella, problemas que cursan con chasquidos, dolor facial o dificultad para masticar.
Hay varias causas que pueden provocar ruidos al abrir la
boca; una de las más frecuentes es el desplazamiento del menisco que hay dentro
de esa articulación. Otra causa frecuente es la subluxación mandibular por una
apertura excesiva de la boca o, en ocasiones, una hiperlaxitud articular.
¿Debo preocuparme? En
determinados casos y bajo circunstancias que sobrecarguen la mandíbula, el
desplazamiento discal o meniscal puede avanzar y es cuando aparecería la
limitación de apertura de la boca que, a veces, acaba degenerando en artrosis,
Por eso, si los crujidos mandibulares son habituales, conviene acudir al
dentista para valorar su causa y su importancia. Este debe aconsejar al
paciente para no sobrecargar las articulaciones y, en caso necesario, indicar
el procedimiento adecuado. "Si los chasquidos son muy fuertes, impiden los
movimientos o van acompañados de dolor, hay una batería de tratamientos que
incluyen fisioterapia, férulas de reposición o técnicas quirúrgicas más o menos
invasivas, que van desde la artrocentesis a la artroscopia o técnicas de
reposición discal. Lo importante es eliminar el dolor cuando lo hay y recuperar
la función.
Me rechinan los dientes.
Es tan común que ya nos
hemos familiarizado con su nombre técnico: bruxismo. Un hábito que consiste en
apretar o rechinar los dientes de forma inconsciente.
Hay dos tipos: el de
vigilia, que ocurre cuando estamos despiertos y no suele producir sonidos; y el
que produce el peculiar ruidito, el bruxismo del sueño, que cursa con el
desgaste de los dientes porque los rechinamos mientras dormimos.
¿Necesita
tratamiento? Sí, y además cuanto antes. ¿El riesgo? Desgaste, fracturas de
dientes, movilidad de las piezas... Así que, si practicas ese irritante hábito,
no lo dejes pasar, es conveniente un diagnóstico precoz para evitar el máximo
daño y la necesidad de tratamientos restauradores más agresivos en el futuro. Si no se maneja adecuadamente, el bruxismo puede conllevar a una atrición
exagerada de los dientes y en muchos casos, la pérdida de los mismos. [La
atrición es un desgaste gradual y fisiológico del esmalte y en algunos casos de
la dentina, al contacto de diente con diente].
¿Y qué se puede
hacer? Además de averiguar las causas involucradas en el bruxismo (como el
estrés o ansiedad de fondo) y tratarlas de forma individual, hay que intentar
eliminar los factores de riesgo, llevar a cabo un tratamiento restaurador,
reponer lo que se haya desgastado y frenar el desgaste mediante una férula
de descarga. La férula es un aparato de acrílico duro realizado a medida,
que se interpone entre las dos arcadas dentarias evitando que los dientes rocen
entre sí y se desgasten.